lunes, 11 de enero de 2016

DISFONÍA. TRASTORNOS DE LA VOZ.

Muchas personas sufren pérdidas o alteraciones de la voz de forma transitoria debido a problemas puntuales como pueden ser procesos catarrales, laringitis, abusos de voz, aires acondicionados, etc. 

El problema radica cuando la frecuencia de estos problemas es más común de lo considerado “normal”. 

Comúnmente decimos “me he quedado afónico”. Este vocablo tan extendido está mal usado, pues la afonía es la pérdida total de la voz de forma permanente, pero no solemos decir “me he quedado disfórico”

La disfonía es un trastorno de la voz que afecta a la intensidad, timbre y frecuencia de la voz. Las causas de la disfonía pueden ser múltiples y variadas. 

Afecta tanto a niños como a adultos. En relación a la distribución por sexos en la población infantil afecta más a los niños, mientras que en los adultos afecta más a las mujeres que a hombres.



Las disfonías se pueden clasificar en:

– Disfonías funcionales: ocasionadas por un mal uso de la voz, abusos vocales repetitivos, etc.

– Disfonías funcionales-orgánicas: nódulos, pólipos, edemas, etc.

– Disfonías congénitas: quistes, sulcus, vergetures, malformaciones de cuerda vocal, etc.

– Disfonías de origen neurológico: parálisis de cuerdas vocales, etc.

– Disfonías psicógenas: producidas por causas psicológicas.

– Laringectomías: extirpación total o parcial de la laringe debido a un proceso tumoral.

– Etc.



Las posibles causas que dan lugar a afectaciones de la voz pueden ser:

– Mal uso de la técnica vocal.

– Malos hábitos vocales (consumo de tabaco, alcohol, ambientes ruidosos, etc).

– Alergias variadas.

– Respiración bucal.

– Reflujo gastroesofágico.

– Causas psicógenas.

– Exposición ante agentes externos nocivos (aires acondicionados, vapores tóxicos, etc).

– Etc.


La sintomatología de una disfonía o trastorno de la voz es la siguiente:

– Voz áspera, monótona y con falta de modulación.

– Ronqueras repetitivas

– Pérdidas de voz frecuentes durante varios días

– Diplofonía o mezcla de varios tonos de voz a la vez. También llamados “gallos”

– Tensión muscular en musculatura facial, del cuello, cintura escapular, etc

– Fatiga y dolor al hablar

– Disnea y alteraciones en la coordinación fono-respiratoria, le falta el aire al hablar.

– Etc


Las consecuencias de padecer trastornos de la voz de forma constante son los siguientes:

– Dificultades comunicativas entre las personas.

– Posibles intervenciones quirúrgicas.

– Bajas laborales en el personal que su voz es su herramienta de trabajo (profesores, teleoperadores, locutores, etc).

– Consecuencias psicológicas.

– Consecuencias físicas: molestias musculares cervicales, cefaleas frecuentes, bruxismo, etc.

– Adquisición de malos hábitos que con el paso del tiempo son más difíciles de erradicar.

Hay colectivos profesionales que sufren trastornos de la voz de forma frecuente (profesores, teleoperadores, conferenciantes, opositores, etc). 

El primer paso consiste en un correcto diagnóstico por parte del médico especialista en otorrinolaringología para que posteriormente mediante una serie de prueba se pueda llegar a una conclusión diagnóstica y así a un plan de tratamiento por parte de un especialista. 

Debido a que cada persona es distinta, el tratamiento tiene que estar orientado a las necesidades de cada paciente.


El primer paso es dar a los pacientes unas pautas de higiene vocal que se describen a continuación:

1. Beber al menos 2 litros de agua al día. La hidratación corporal y de la mucosa de las cuerdas vocales es fundamental para un buen funcionamiento de las mismas.

2. Tener una postura correcta, evitar “vicios posturales” tales como: hablar con el teléfono sujeto entre la oreja y el hombro, en su puesto de trabajo mantenga una postura lo más ergonómica posible.

3. Evitar el consumo de tabaco, alcohol, café y alimentos picantes.

4. Descansar al menos 8 horas al día. Un sueño regulado es fundamental para prevenir trastornos de la voz.

5. No abusar de la voz en ambientes ruidosos como discotecas, ruidos ambientales contaminantes, etc.

6. Usar un tono y un volumen de voz adecuados y cómodos para cada persona, no imitar voces sin técnicas apropiadas, etc.

7. Evitar la respiración bucal ya que la respiración nasal ayuda a calentar, filtrar y humedecer el aire. En la respiración bucal el aire está frío, sucio y húmedo, lo que daña la mucosa de las cuerdas vocales.

8. Hablar haciendo pausas para tomar aire de forma constante, no usar aire residual.

9. Hacer ejercicio físico y evitar tensiones físicas y emocionales. Evite el estrés.


10. Evitar carraspeos, “aclaramientos de garganta”, toses fuertes, etc.



Fuentes:

– Busto Barcos, I: “Trastornos de la Voz. Nuevos enfoques”. Editorial: CEPE. Madrid (1995)
– Jackson-Menaldi, C.: “La voz normal”. Editorial: Panamericana. Buenos Aires (1992).
– Jackson-Menaldi, C: “La voz patológica”. Editorial: Panamericana. Buenos Aires (2002).
– Morrison, M; Ramage, L: “Tratamiento de los trastornos de la voz”. Editorial: Masson . Barcelona (1996).
– Prater, J.; Swift, R.: “Manual de terapeútica de la voz”. Editorial: Masson. Barcelona (1996).
– Rojo Colino, B. ; Cortázar López, M. “La Voz en la docencia”. Editorial: Grao (2007).