martes, 9 de febrero de 2016

LOS PROBLEMAS QUE CONLLEVA RESPIRAR POR LA BOCA.

Alergias, vegetaciones o amígdalas demasiado grandes, exceso de moco, infecciones respiratorias frecuentes… Son muchas las causas que dificultan y comprometen la respiración nasal de los más pequeños. No sólo es un problema respiratorio, pueden aparecer complicaciones a medio y largo plazo en el desarrollo de los niños como pérdida de audición, deformaciones del paladar, alteraciones del habla o cambios en la postura.

Al no poder respirar por la nariz, instintivamente la boca se abre afectándose desde la posición de lengua hasta nuestro equilibrio corporal. En el niño, en pleno crecimiento y maduración, si la situación se mantiene demasiado puede provocar unos cambios difíciles luego de revertir.

La cara en crecimiento es una estructura compleja que se modela gradualmente

La mandíbula se abre, la lengua baja y en ocasiones sale de la boca disminuyendo el estímulo lingual sobre el crecimiento normal de los huesos del cráneo. Sin este estímulo, los huesos de la cara crecen de forma vertical, desarrollando malformaciones faciales y orales, dando lugar a caras alargadas, sin pómulos, dientes que no encajan, apiñados y mal colocados.

 No sólo es cuestión de respiración, el equilibrio y el oído también se pueden ver afectados.

Al respirar por la boca, el niño tiende a adelantar la cabeza y a echar los hombros para delante. Este pequeño cambio altera la posición de su columna vertebral llegando hasta la planta de los pies para compensar el equilibrio corporal alterado. Aparecen entonces chepa o cifosis dorsal, pies planos, tórax poco desarrollado…

El oído es otra de las estructuras afectadas junto con la deglución. Al tener que compartir la misma vía para respirar y tragar, siendo la primera vital, los niños tienden a tragar rápido o incluso dejan de comer. Al respirar por la boca, las presiones dentro de la nariz y boca no se equilibran correctamente y el oído medio, que está en contacto con la nariz a través de la trompa de Eustaquio, no se ventila. Esto predispone a otitis y al acumulo de moco en las vías altas causando infecciones de repetición e incluso alteraciones de la audición.

La prevención, una correcta higiene nasal, es fundamental para evitar problemas a medio plazo

 A los 5 años, la cara de los niños tiene el 80% de la formación completa. La prevención y actuación precoz son fundamentales. El correcto desarrollo del niño depende en gran medida de que su nariz sea permeable y esté limpia.


¿Cuáles son las claves para detectar si algo va mal?

- Respira por la boca con demasiada frecuencia e incluso mantiene la lengua fuera o entre los dientes.

- Tiene ojeras y ojos cansados.

- Duerme con la boca abierta.

- Ronca e incluso hace apneas.

- Come con la boca abierta.

- Tiene voz gangosa.

- Presenta deformidad facial: pómulos aplanados, cara alargada y estrecha. 

- Paladar estrecho y hundido.

- La dentición se retrasa.

- Labios secos y agrietados que chupa con frecuencia.

- Otitis frecuentes.

- Suele tener abundantes mocos e incluso tos de predominio nocturno o al estar acostado.

El pediatra es quien debe orientar hacia el mejor abordaje y el profesional adecuado para solucionar el problema, como el logopeda. En ocasiones será necesaria la visita al otorrino o incluso al dentista. Pero en casa, como prevención e incluso como una parte del tratamiento, unos lavados nasales correctos y frecuentes serán el mejor aliado.


la finalidad del profesional es enseñar el correcto cuidado y limpieza de la vía superior, adaptándolo según la edad, aprendiendo a manejarla desde bien pequeños para evitar problemas que más tarde serán difíciles de solucionar. La acumulación constante de mocos en la vía alta suele ser consecuencia de un problema de base que hay que tratar, pero esto no significa que no haya que controlarlos. Sin mocos los niños comen y duermen mejor, se disminuye el riesgo de infecciones, la tos se controla e incluso desaparece.



Fuente: http://www.fisiorespiracion.es/blog/2015/10/respiracion-bucal/