martes, 24 de febrero de 2015

¿POR QUÉ ME GUSTA SER LOGOPEDA?


Cuando la gente me pregunta por lo que he estudiado, todavía hay personas que me dicen: ¿Logopedia? Ah! ¿Lo de los pies? Pero no pasa nada, no se lo tengamos en cuenta. Menos mal que hay un alto porcentaje de persona que me dicen: ¿Logopedia? Ah! ¿Lo de enseñar a hablar?
Sí, enseñamos a hablar, pero para mí es mucho más que eso.
Cuando un niño de 7 años me viene casi llorando porque en el colegi
o sus compañeros se burlan de él por no saber pronunciar la erre (ya sabéis lo crueles que podemos llegar a ser a veces de pequeños), se me parte el alma.
¿Os imagináis lo frustrante que tiene que ser querer decir bien una palabra y no poder? ¿Y además, tener miedo por si al pronunciarla mal alguien se burla de ti?
No va a ser nada fácil, claro que no, pero a base de esforzarnos y trabajar duro en cada sesión, de pronto llega el día en que el niño se pone delante del espejo de la clínica, como otro día cualquiera, y pronuncia correctamente la erre, ese preciso momento en que veo en la cara del niño la mayor de las sonrisas reflejada en el espejo, justo en ese instante recuerdo por qué quise ser LOGOPEDA.
Ese sentimiento de satisfacción por formar parte de la felicidad de ese niño, por saber que ahora ya no va a tener miedo a hablar y que ya nadie podrá meterse con su manera de hablar, esa sensación de haberle hecho un poco más feliz, es algo por lo que no cambiaría por nada.

Disfruto con mi trabajo porque siento que es mi vocación y soy feliz ayudando a los demás.