Cuando por la televisión hablan de noticias trágicas,
podemos apagarla para evitar a nuestros hijos tener que afrontar información
que les supera, para protegerles. Esto es una opción aceptable, pero, ¿qué pasa
cuando el niño o niña sale a la calle, ve los periódicos expuestos, escucha las
noticias de la radio, comentarios de otros adultos, comentarios de los
compañeros de clase o si se nos pasa cuando sale un avance informativo? Podemos
intentar no hablar del asunto, distraer al niño, decirle que no pasa nada… pero
pasa, los niños son esponjas, notan nuestra preocupación, tienen las antenas
puestas la mayor parte del tiempo.
Si evitamos hablarlo podemos crear en el niño nuevas
dudas: ¿será peor de lo que he visto?, ¿qué ha pasado exactamente?, ¿nos puede pasar
a nosotros…? a todos los niños no les afecta de la misma manera, pero aunque no
lo hablen pueden estar sufriendo y entonces llegan los miedos, las
preocupaciones, los problemas del sueño (pesadillas, volver a la cama de los
padres, enuresis (micción nocturna)), nerviosismo, tristeza, inseguridad… Ante
todo debemos mantener la calma, no nos enfademos, burlemos o menos valoremos su
conducta o sentimientos.
Las escuelas pueden ser de gran ayuda para normalizar la
situación, la rutina, la estabilidad da seguridad a los niños. Los maestros
deberían dar la oportunidad a los niños de reflexionar, de expresar sus
sentimientos. Pero debemos tener en cuenta si todos han sido expuestos o han
vivido la misma experiencia o noticia, si es que NO, no deberíamos hacerles
partícipes de las actividades posteriores, si es que sí: podemos hacer
ejercicios de debate, puede ayudar a compartir los sentimientos, temores y dar
apoyo grupal, nunca forzar a hablar, a veces escuchar basta o incluso si un
niño no quiere participar, no debemos obligar, podemos partir el grupo y dar
otra propuesta para estos niños.
Los maestros y profesoras pueden dar mayor énfasis a
todas las actuaciones y situaciones positivas: la gente que ayuda, cosas que
mejoran la situación, motivar a dibujar, escribir, hacer obras de teatro,
canciones, fotografías para expresar y hablar acerca de las personas que están
bien, lo que se ha reparado o de cómo se han sentido y como pueden ayudar…
Explicar cómo pueden protegerse en una situación similar. Hablar de qué y cómo ha
hecho en otras situaciones para sentirse mejor cuando han estado tristes,
miedosos, nerviosos, compartiéndolo están y dando nuevos recurso a los compañeros
y reafirmando los propios, por otro lado, también se puede trabajar técnicas de
minfullness.
¿Qué pueden hacer los padres? Aunque no enterarse de
según qué noticias puede ser imposible, si tenemos dudas podemos preguntar a
los niños si han visto o se han enterado de alguna noticia o situación que les
haya llamado la atención. Está claro que ver imágenes dramáticas no ayuda a
nuestros hijos. Sobra decir que debemos tranquilizar a los niños, pero no vale
un no pasa nada, si se han enterado o visto cualquier noticia, ocultar
información tampoco es buena (siempre teniendo en cuenta la edad y las emociones
de cada niño, todos no son iguales).
¿Por qué no debemos ocultar? Sobretodo en niños a partir
de 8 años, porque ocultar o mentir provoca que la bola se haga más grande, los
temores y preocupaciones y al final acaban enterándose de algo y ese algo puede
parecer o ser más impactante que la realidad, tenemos que tener en cuenta que
los niños pueden sobredimensionar la situación, por ello no solo es bueno
hablar, sino evitar la sobreexposición al tema. No debemos tener miedo a
expresar nuestros sentimientos. Tenemos que tener en cuenta que son niños y
debemos darles seguridad, siempre en positivo y dando esperanzas.
Como he explicado en los recursos para profesores y
maestros, hablar de lo que ha pasado, siempre teniendo en cuenta la edad, no sólo
cronológica sino de madurez emocional, es decir, no podemos usar las mismas
palabras ni cantidad de información para un niño de cuatro años que para uno de
doce, dar la oportunidad de hablar también de cómo se han sentido, de qué y
cómo se está solucionando la situación y de qué podemos hacer nosotros para
ayudar, de cómo podemos evitar las sensaciones y sentimientos para no sentirnos
mal, hablar siempre con franqueza, de forma sencilla, clara y sincera, no ir
más allá de la pregunta, si necesitan más información nos preguntarán.
Si la situación
supera al niño, sería conveniente hablar con el pediatra o profesional de la
atención primaria o especialista en salud mental para que nos den herramientas,
consejos y ayuda adaptados a nuestro hijo o alumnos y para nosotros también,
como profesionales o padres, madres para poderles ayudar.
Fuente: http://www.nuncajamasyyo.com/familia-y-escuela-claves-para-ayudar-a-los-ninos-a-superar-sucesos-graves/