Carles Capdevila es director del diario Ara y colaborador
del espacio Guía de Padres del programa Hoy por Hoy de Cadena Ser. Además, es
padre de 4 hijos. Nos ofreció en nuestro encuentro de Barcelona un discurso
lleno de humor sobre la labor de un padre. Su ponencia fue el colofón final del
encuentro y suscitó entre el público carcajadas hablando de la importancia del
sentido del humor en la educación de nuestros hijos. No os perdáis su
intervención.
Carles Capdevila habló de sus 19 años de experiencia como
padre subrayando la diferencia entre adolescentes y niños (“si alguien tiene
dudas sobre la diferencia entre un niño y un adolescente, que venga a casa
porque tenemos dos de cada. Cuando llegue a
casa, dos me abrazarán y dos no. Cuando hago una gracia dos ríen y dos
no. Cuando hago un sermón de padre, dos escuchan con atención y dos se van”),
de la reinvención de la teoría de la relatividad (“hace diecinueve años,
esterilizábamos el chupete cada vez que pensamos que había rozado el suelo. Con
el segundo, si el chupete había caído en un sitio muy sucio, lo pasábamos
debajo del grifo. Con el tercero, si había caído en un sitio muy muy sucio y
había al menos tres testigos, lo pasábamos un poco por la camisa”) y de cómo
descubrió cuál era su misión en la vida conversando con un paquete de pañales
al que dijo “Te odio, no te quiero en mi vida” y de compresas al que dijo “No
te hablo a ti, ven cada mes”. Así, confiesa, descubrió “cuál es mi misión en la
Tierra: espabilar a los pequeños y controlar a los mayores”, aunque luego,
matiza, perfeccionó esta idea: “es espabilar a los pequeños e intentar
controlar a los mayores, porque el adolescente es un ser extraño que te dice
que no ha hecho nada, no ha ido a ninguna parte ni ha quedado con nadie. Un
adolescente no tiene ningún peligro porque es un ser que se pasa el día en
ninguna parte, con nadie y haciendo nada”.
Carles subraya la importancia del humor en la educación
de nuestros hijos e insiste en que “los padres supermotivados tenemos a veces
ciertos complejos o angustias fruto de saber tanto y olvidamos esa misión más
simple que es espabilar, controlar y divertirnos”. Para eso, apela a cinco
sentidos muy elementales: el sentido común, el sentido del ridículo, el sentido
de la responsabilidad, el sentido moral y el sentido del humor. El sentido común (que nos dice que “nuestros
hijos entienden que el mundo funciona según las reacciones que tengamos a lo
que hacen. Cuando señale una piruleta y decidáis que no se la compráis, empiece
a llorar y no se la compráis, se tire en el suelo y no se la compráis y se pone
morado (por el berrinche) y no se la compráis y saca la lengua (ahogado) y se
la compráis, este niño a sus amigos les dirá “Me ha tocado una casa en la que
hay que jugarse la vida, te compran la piruleta cuando estás al límite”, nos
contaba entre risas). El segundo sentido es el del ridículo, que a veces
perdemos, como los padres bajitos de un niño bajito preocupados porque su hijo
era bajito y que fueron al pediatra a pedirle vitaminas. El sentido del deber
le lleva a Carles a hablar de las personas que se plantean tener hijos y le
preguntan con miedo si eso te cambia la vida: “Si no quieres hijos, no los
tengas, pero si los tienes hay que educarlos. Eso de querer ser padres pero la
resistencia a que cambie tu vida me sorprende, porque es imposible y porque
cambiar está bien. Esta obsesión por lo práctico… No tener hijos es muy
práctico. Tener hijos no es práctico, es apasionante, maravilloso, divertido,
aventura fantástica… Tus amigos sin hijos el lunes presumen de que han ido al
cine y tú has ido a urgencias”. El cuarto sentido es el sentido moral: “a
nuestros hijos vamos a educarlos en valores, y los valores se imitan”, nos
recuerda Carles, aunque subraya que “a veces abandonamos alguno de los valores
y nos despistamos para que a nuestro hijo no le falte de nada”. El quinto
sentido es el sentido del humor: “Si practicamos la ironía desde la seguridad
de que va a ser que no, ellos lo entienden”. Le dijo una vez a su hijo: “Sí,
por supuesto, vamos a ir a ver el Barça para celebrar tu 1,9 en Mates”. Y él le
contestó: “Vale, ya lo he pillado, me pongo a estudiar ahora”.
Una de las ideas que más quiso subrayar Carles es que
“pensar que somos mejores padres porque estamos tensos y angustiados no nos va
a ayudar”. A preguntas del público sobre su frenética actividad (dirige un
periódico, colabora en radio, escribe y encima es padre de cuatro hijos, Carles
nos dijo que intentaba “vivir cada cosa como una oportunidad y no como un
marrón” y que “padres y madres tenemos que decirnos cosas bonitas a nosotros
mismos en lugar de contarnos lo mal que lo pasamos”. Para este periodista, “la
educación de mis hijos es lo más trascendente que haré para la Humanidad y hay
que hacerlo divirtiéndose y para eso necesitas la distancia que te da la
ironía, tomártelo muy en serio pero reírte de tus fracasos”. Por eso resalta
que “educar cada día es más difícil, pero no imposible, y si lo hacemos con
sentido del humor a lo mejor nos sale bien”.
Fuente: http://www.gestionandohijos.com/ponencia-de-carles-capdevila-en-barcelona-educar-cada-dia-es-mas-dificil-pero-no-imposible/