¿Os acordáis la noticia que compartí ayer con vosotros,
sobre el comunicado que hizo el ministro de Educación acerca de la posibilidad
que parte del sueldo de los docentes dependa de los resultados académicos de
sus alumnos?
Pues bien, después de estar reflexionando durante todo el
día sobre esta noticia, aquí va mi más humilde opinión.
Como ya sabéis, soy logopeda y maestra especializada en
educación infantil y primaria y sé que no soy la única que piensa que hay que
hacer algo respecto al sistema educativo, pero, sinceramente, esta no es la
solución para dicho problema.
Esta propuesta, a mi parecer, la única finalidad que
tiene es mejorar las estadísticas sobre los datos académicos en España y
nuestro querido ministro, ha pensado que la mejor opción es hinchar las notas
de los alumnos sin tener en cuenta el esfuerzo de cada uno de ellos, el
progreso que hacen a lo largo del curso, los valores que inculca cada colegio…
Con esta solución, lo único que conseguiremos será un futuro en el cual haya
niños con notas llenas de dieces, pero vacíos de valores, sin saber qué
significa el esfuerzo, sin sentir la satisfacción de alcanzar una meta… Cuando
eso llegue, entonces sí que nos encontraremos con un gran fracaso escolar,
aunque lleno de dieces.
Lo que creo que no entiendo nuestro Ministro y toda la
gente que apoya esta propuesta, es que ser profesor es mucho más que impartir una
asignatura, es mucho más que una profesión. Ser docente es una vocación. Somos
profesores, padres, psicólogos, enfermeros, amigos, confidentes… Doy fe de que
los que creemos en esta profesión no somos una cifra, una evaluación o una
nómina. Ser profesor es mucho más.
¿A caso los políticos cobran en función de las buenas gestiones
que hacen por el país? ¿O se reducen el sueldo cada vez que no cumplen con
algún punto de su campaña? En fin.
No se dan cuenta que cualquier profesión, nace en las
aulas. Somos los docentes quienes llevamos a los niños de la mano por el mejor
camino posible hacia un futuro.
¿Es menos importante la función que hace un profesor que
ayuda a un joven que está metido en el mundo de las drogas y al final logra que
se interese por toda la sabiduría que le puede aportar el colegio, aunque no
obtenga dieces? Perdónenme, pero ese profesor se merece mucho más que dinero,
es más, ni el dinero equivale a la satisfacción que se siente al conseguir esa inclusión.
Pero no pasa nada, con esta nueva propuesta, este tipo de
acciones no se tendrán en cuenta, tan sólo valorarán los dieces que hayan por
aula.
Cada niño es un mundo, algunos pueden volar más alto que
otros, pero cada uno vuela de la mejor forma posible, y ahí es donde entra la
función del profesor, en saber explotar las cualidades de cada uno al máximo.
Lo que debería hacer Íñigo Méndez de Vigo, es preocuparse
por los recursos que realmente hacen falta en los colegios: menos niños por
aula, más logopedas, más profesores de PT y de
apoyo, más material actual, y todo esto con una enseñanza más visual y
menos teórica, de este modo, los alumnos seguro que conseguirían un mayor
rendimiento.
Sabiendo cómo solucionar la situación educativa, miran
para otra parte y dedican su tiempo a cambios absurdos. Será qué los intereses
están por encima de todo lo que implica educar.
Una sociedad educada puede ser muy peligrosa.